lunes, 29 de septiembre de 2008

Tripsote trabajar en el centro

No era tanto trip venir a trabajar al centro después de todo.Creo que solo hay que agarrarle el gusto y ver que se puede hacer para distraerse. Al parecer, aquí en el centro, eso no es tan difícil. Hay tantas cosas que me pasan de vueltas. Simplemente basta con mirar a tu alrededor para ver demasiados personajes pintoresquísimos y cosas rarazas.

Nunca le habia encontrado el lado bonito al centro, porque en realidad me parecía bien feo. Pero como que tiene su gracia. Tal vez porque no lo conocía tanto, me siento medio turista, medio huevón también mirando a todos lados como si nunca hubiera estado ahí y como que me dan ganas de conocerlo despues de haber dicho: "tripsote trabajar en el centro".

Este es el edificio de la nueva oficina. Con un balcón de God of War, con una oficina de “Asuntos Antarticos”, con el hermano de Chevez traduciendo entrevistas, con un ascensor tan viejo que un día se caerá con nosotros adentro.




Nuestra oficina está en el cuarto piso, ahí donde está la ventana más alta, en la cual todos los días aparece una mosca nueva que se estrella con el vidrio toda la mañana y en la tarde muere. Así solita, sin que nadie le diga nada. Muere.

Aquí estoy en mi compu, la oficina es demasiado grande para nosotros. A mi lado está la ventana de las moscas. Y no es muy estratégico mi sitio si es que quiero entrar al msn. En realidad creo que podría estar todo el día en el msn si quisiera y nadie me diría nada. Pero ese trauma me quedo desde NSS. Pienso que en cualquier momento se va a aparecer Loreto por atrás a decirme que cierre el msn.

Cuando nos aburrimos, subimos a la azotea del edificio. Es nuestro filin ir al murito y quedarnos un ratazo viendo todas las azoteas e inventar un culo de historias y preguntarnos tantas cosas que sencillamente no tienen respuesta. O bueno, lógicamente las tienen, pero preferimos las nuestras. Los techos del centro son otro mundo.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Cubito

Hace un par de semanas encontré un juguete en mi casa, era este que muestro en la foto. 

No tenía la menor idea de para que servía ni como se jugaba. Pero yo me divertía dándole vueltas y girando sus piecitas. Me dijeron que se tenía que formar un cubo. Acto seguido lo dejé.Y es que nunca he sido bueno con esas cosas de armar, con las justas logre armar un lado del cubo mágico después de semanas de intento, no pude ni armar la estrella de la muerte ni esa pelotita de coca cola que se dividía en 4 partes. Tampoco pude desatar ese juego de los clavos que parece que solo se separan con magia.

Pero el otro día desperté y sobre mi cama estaba este bendito juguete así que empecé a manosearle sus partes aún medio dormido hasta que sin darme cuenta se formo un cubito. El cubo más hermoso  de toda la creación. ¡Lo había logrado! Lo miré por horas. Sentía que él me miraba también y me decía: “gracias”.

Sabía que si lo desarmaba no iba a lograrlo de nuevo. Así pues que decidí tomarle fotos al proceso de desarmarlo para luego armarlo cuando me dé la gana.

Y eso hice. Lo arme y lo desarme todo el tiempo durante los siguientes dos días. Luego reaccioné y pensé: “¿Habrá otra manera de hacer el cubo?” Intente una vez y como era de esperarse, no lo logré. Lo volví a armar calladito nomás viendo las fotos y lo deje sobre mi mesa de noche hasta el día de hoy.



La última comunión

En mi época escolar me escondía en el baño para no ir a la eucaristía. Nunca me gustaron esas cosas. A lo largo de mi vida debo haber ido no más de treinta veces a misa, contando matrimonios, bautizos, navidades, semanas santas, y misas de domingo, todas de mala gana. Será que la combinación aburrimiento-agnosticismo y mi no creencia no se llevan bien.


Pero esa noche estaba delante de una iglesia y me preguntaba: “¿las iglesias tendrán baño?”Me meaba y me quedaban pocos minutos para averiguarlo antes de que llegue mi prima, que se casaba esa noche.Por supuesto que tenia baño, pero no era celestial como había imaginado. Para ser baño de iglesia le faltaba su buen toque divino. “¿Acaso así sería el baño del reino de los cielos?” El wáter ni siquiera tenía tapa. En fin, me quedó tiempo para compra una coca cola en la tienda.


Mientras tanto pensaba “me hubiera cagado en todo y no me ponía terno, y venia en jean y casaca, total, me siento al fondo y nadie me ve… ¡pero no! Que van a decir mis tías, mejor no.”


Regreso a la iglesia coca cola en mano y llamo la atención de mis familiares. A mí me llama la atención una de mis tías que fue vestida como le dio la gana. ¿Se valía eso? Me podrían haber avisado. Se me acerca un primo a decirme que como se me ocurre entrar a la iglesia con una coca cola. ¿Está prohibido eso? ¿Es pecado? En el altar hay vino y nadie se queja. ¿Y si entraba con una botella de vino, se valía?


“Vayan a sentarse a primera fila por el amor de dios” regañó una de mis tías con una sonrisa fingida apretando los dientes y frunciendo el ceño. Me pareció que su expresión de molestia no expresaba el amor de dios. ¿O sí?


Durante la ceremonia me cuestioné las mismas cosas de siempre. ¿Qué es esto del evangelio según san Lucas? ¿Por qué la gente se persigna así de veces? ¿Por qué el sacerdote siempre habla tanto? ¿Y por qué la gente va a misa si el sacerdote siempre dice lo mismo? ¿No les aburre? Es como ver la misma película todos los domingos. Y se la saben tan de memoria que repiten todo el diálogo.


Yo no entiendo ese feeling y realmente no lo comparto. A los diez minutos ya quería no haber nacido. El soundtrack me pasaba de vueltas. El camarógrafo me filmó mientras no hacía nada en lo del evangelio según san Lucas, me filmó mientras no cantaba y me filmo cuando trataba de recordar que seguía después de “santificado sea tu nombre”.


Por supuesto que no comulgué. Tampoco supe nunca porque la gente se arrodilla y se queda callada después de hacerlo. ¿En qué piensan? Yo lo que pienso es “que ¿ya? ¿Ya me levanto?”


Acabó la ceremonia y mi prima y su esposo fueron a un saloncito para los saludos y los bocaditos. Me asome para ver la fila. Fue lo suficientemente larga para hacerme decidir ir a la bodega y mandarle un saludo por el facebook.


La religión no es para mí. No la entiendo y no la sé usar.